martes, 30 de noviembre de 2010

Mio Signore, mio amato...

Mio Signore, mio amato, se non compi quello che io ti chiedo perché ancora ti ricordi dei miei peccati, fai pure, o Dio mio, riguardo ad essi la tua volontà, che è quanto io cerco di più; usa la tua bontà e misericordia e sarai conosciuto in essi. E se tu attendi le mie opere per concedermi ciò di cui ti prego, concedimele e compile tu e vengano pure le pene che tu desideri accettare da me, ma se tu non aspetti le mie opere, che cosa aspetti, o clementissimo mio Signore? Perché tardi? Se infine deve essere grazia e misericordia quella che ti chiedo nel tuo Figlio, accetta il mio piccolo contributo perché lo vuoi e concedimi questo bene, poiché vuoi anche questo.Chi potrà mai liberarsi dal suo modo di agire e dalla sua condizione imperfetta, se tu, o Dio mio, non lo sollevi a te in purezza di amore? Come si innalzerà a te l'uomo generato e cresciuto in bassezza, se tu o Signore, non lo sollevi con la mano con cui lo creasti? Non mi toglierai, Dio mio, quanto una volta mi hai dato nel tuo unico Figlio Gesù Cristo, nel quale mi hai concesso tutto ciò che io desidero; perciò io mi rallegrerò pensando che tu non tarderai, se io attendo. Perché indugi a lungo, potendo tu subito amare Dio dentro il tuo cuore? Miei sono i cieli e mia la terra, miei sono gli uomini, i giusti sono miei e miei i peccatori. Gli angeli sono miei e la Madre di Dio, tutte le cose sono mie. Lo stesso Dio è mio e per me, poiché Cristo è mio e tutto per me. Che cosa chiedi dunque e che cosa cerchi, anima mia? Tutto ciò è tuo e tutto per te. Non ti fermare in cose meno importanti e non contentarti delle briciole che cadono dalla mensa del Padre tuo. Esci fuori e vai superba della tua gloria. Nasconditi in essa e gustala e otterrai quanto chiede il tuo cuore.

san Giovanni della Croce

lunes, 29 de noviembre de 2010

La oración...


Puede resultar extraño que nos exhorte a orar aquel que conoce nuestras necesidades antes de que se las expongamos, si no comprendemos que nuestro Dios y Señor no pretende que le descubramos nuestros deseos, pues él ciertamente no puede desconocerlos, sino que pretende que, por la oración, se acreciente nuestra capacidad de desear, para que así nos hagamos más capaces de recibir los dones que nos prepara. Sus dones, en efecto, son muy grandes, y nuestra capacidad de recibir es pequeña e insignificante. Por eso, se nos dice: Ensanchaos; no os unzáis al mismo yugo con los infieles.

Cuanto más fielmente creemos, más firmemente esperamos y más ardientemente deseamos este don, más capaces somos de recibirlo; se trata de un don realmente inmenso, tanto, que ni el ojo vio, pues no se trata de un color; ni el oído oyó, pues no es ningún sonido; ni vino al pensamiento del hombre, ya que es el pensamiento del hombre el que debe ir a aquel don para alcanzarlo.

Así, pues, constantemente oramos por medio de la fe, de la esperanza y de la caridad, con un deseo ininterrumpido. Pero, además, en determinados días y horas, oramos a Dios también con palabras, para que, amonestándonos a nosotros mismos por medio de estos signos externos, vayamos tomando conciencia de cómo progresamos en nuestro deseo y, de este modo, nos animemos a proseguir en él. Porque, sin duda alguna, el efecto será tanto mayor, cuanto más intenso haya sido el afecto que lo hubiera precedido. Por tanto, aquello que nos dice el Apóstol: Sed constantes en orar, ¿qué otra cosa puede significar sino que debemos desear incesantemente la vida dichosa, que es la vida eterna, la cual nos ha de venir del único que la puede dar?

San Agustín."Carta a Proba"

Ricordi...


"Ci vuole un minuto per notare una persona speciale,

un'ora per apprezzarla, un giorno per volerle bene,

ma poi tutta la vita per dimenticarla"

(Charlie Chaplin)

domingo, 28 de noviembre de 2010

Avvento, desiderio di Dio su di te.


Ed ecco arriva di nuovo l'Avvento, il tempo dell'attesa e dello sguardo proiettato verso il futuro. Avvento: tempo dei desideri piccoli e smisurati, dei desideri drammatici di chi ha fame di pane e di giustizia, di chi cerca ragioni per vivere, di chi, stanco della notte, vorrebbe affrettare il giorno: "Svegliatevi arpa e cetra, voglio svegliare l'aurora" (Salmi, 107, 3).

Avvento, tempo del tuo desiderio ma anche del desiderio di Dio su di te. Tu che desideri un futuro migliore per te, e Dio che desidera dare il futuro migliore a tutti. Tu non sai che cosa chiedere, Lui sa che cosa darti. Tu che desideri ricevere, Lui che ti viene incontro, per proporti di costruire assieme un futuro nuovo. Dall'incontro dei due desideri sboccia la speranza.

L'Avvento si colora di speranza quando ti rendi conto che il tuo desiderio non si esaurirà nel vuoto, né si disperderà al vento, quale sogno illusorio e inconsistente, perché si incontra con il desiderio di Dio

Para ser discipulos...

"Para los discípulos que quieren seguir e imitar a Cristo, el servir a los hermanos ya no es una mera opción, sino parte esencial de su ser. Un servicio que no se mide por los criterios mundanos de lo inmediato, lo material y vistoso, sino porque hace presente el amor de Dios a todos los hombres y en todas sus dimensiones, y da testimonio de Él, incluso con los gestos más sencillos. Al proponer este nuevo modo de relacionarse en la comunidad, basado en la lógica del amor y del servicio, Jesús se dirige también a los «jefes de los pueblos», porque donde no hay entrega por los demás surgen formas de prepotencia y explotación que no dejan espacio para una auténtica promoción humana integral. Y quisiera que este mensaje llegara sobre todo a los jóvenes: precisamente a vosotros, este contenido esencial del Evangelio os indica la vía para que, renunciando a un modo de pensar egoísta, de cortos alcances, como tantas veces os proponen, y asumiendo el de Jesús, podáis realizaros plenamente y ser semilla de esperanza."


Benedicto XVI, 6 de noviembre de 2010, homilía en la Plaza


del Obradoiro de Santiago de Compostela

La noción de hombre en el pensamiento de San Agustín


Toda gran filosofía reposa sobre un primer supuesto más o menos tácito: la visión del hombre. Para Agustín hablar del hombre es hablar de sí mismo en el nivel de individuo (Confesiones) o a escala de humanidad (La Ciudad de Dios). Las dos cuestiones de su filosofía son el hombre y Dios. Pero todos sus problemas pasan por la encrucijada del hombre. Ya adquirió esta certeza mirando al hombre interior y por autorreconocimiento del yo. De ahí que se quiera ver en Agustín la primera antropología del pensamiento cristiano, mientras se trazan sus líneas maestras. Agustín, ciertamente, es presa del estupor, la admiración y sorpresa ante el enigma del hombre y su misterio: «magna quaestio» -dirá- (Sermón 126, 3,4), «magna natura est». Subraya -como Heráclito- la magnitud y profundidad interior del hombre: «no logro realmente comprender todo lo que soy»; se ha vuelto para sí mismo cuestión, «tierra de dificultad y excesivo sudor». La vastedad de su memoria le horroriza y espanta. El hombre es el mayor milagro. Volcado al exterior, olvida el hombre el maravilloso espectáculo de su interior, como reza el célebre texto que Petrarca leerá impresionado. Urge recobrar la mirada al hombre apartándose del sentido y retornando a la interioridad.Es evidente que nos enfrentamos a un asunto de notable complejidad. Agustín no sistematizó su reflexión sobre el hombre. No era él pensador de sistema ni disciplinado como escritor y la magnitud del tema demanda estudio ulterior. El hombre es ser problemático. Agustín lo considera desde la filosofía y la teología. Como filósofo agita multitud de cuestiones que aquí sólo puedo enumerar. 1) El puesto del hombre en el mundo: «in quadam medietate» entre Dios y lo corpóreo (Ep.140,3), síntesis de los entes. 2) El lenguaje, cuya teoría sintetiza De magistro, como sistema de signos convencionales. 3) La «imago Dei» en el alma, amplísimamente estudiada en “De Trinitate”, resonando el viejo tema de la asimilación a Dios.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Nuestra personalidad

La subjetividad personal es el ámbito interior de la persona. Está constituido por el conjunto de las vivencias del sujeto personal. Estas vivencias se componen de una gran riqueza de contenidos psíquicos de diversa naturaleza: representaciones sensibles, emociones, sentimientos, afectos, pasiones... Además la mente humana concibe ideas e intuiciones sobre la realidad, elabora juicios, toma decisiones, realiza actos de voluntad como querer, amar, y muchas otras actividades. Todo eso forma parte de la subjetividad de cada individuo personal. Cada persona vive de alguna manera inmersa en su propia subjetividad.

De manera simplificada se puede decir que la intimidad se compone de afectos, ideas y voliciones. Afectividad, inteligencia y voluntad son las fuentes principales que nutren la intimidad humana. Cada hombre debe desarrollar estas capacidades fundamentales y debe establecer una correcta armonía entre las tres.

La madurez es fruto del equilibrio de las tres facultades señaladas. Cuando alguna de las tres se desintegra de las demás se cae en ciertas deformaciones del carácter como las siguientes:

Sentimentalismo: configura un carácter en el que la conducta humana depende primordialmente de la afectividad. Todo se valora y mide por el modo en que se siente y percibe la realidad según la afectividad. La persona subyugada primordialmente por la dinámica afectiva tiende a ser irascible, apasionada, voluble...

jueves, 25 de noviembre de 2010

Mira al cielo. Santa Clara de Asis.


Oh carísima, mira al cielo que nos invita, y toma la cruz y sigue a Cristo (cf. Lc 9,23), que nos precede; porque, tras diversas y numerosas tribulaciones, por él entraremos en su gloria (cf. Hch 14,21; Lc 24,26). Ama con todas tus entrañas a Dios y a Jesús, su Hijo, crucificado por nosotros pecadores, y que su memoria no se aparte nunca de tu mente; procura meditar continuamente los misterios de la cruz y los dolores de la madre que está de pie junto a la cruz (cf. Jn 19,25). Ora y vela siempre (cf. Mt 26,41). Y la obra que has comenzado bien, llévala a cabo con empeño, y cumple el ministerio que has asumido en santa pobreza y en humildad sincera (cf. 2 Tim 4,5.7).

CARTA A ERMENTRUDIS [CtaCla5]

miércoles, 24 de noviembre de 2010

"Seréis como dioses"


La ambición del hombre le puede conducir al error.

"Seréis como dioses" (Gen 3,5) fue el argumento decisivo que utilizó el demonio para que el primer hombre cayera en la tentación. El error humano, sin embargo, no consistió en querer ser igual a Dios.

En sí mismo esto no está mal; es más, Jesucristo nos invita a imitar a Dios y a ser perfectos como Él (cf. Mt 5,48) ¿A qué otra creatura mejor podríamos dirigir nuestra mirada para buscar asemejarnos? Si Dios es lo que es, entonces debe ser ciertamente el auténtico modelo que nuestra vida.

¿Cuál fue entonces el error de Adán? Adán tenía una idea equivocada de lo que era Dios. Para él, ser dios significaba ser un patrón, dueño y señor de todo. Para su raquítica medida, la Divinidad era vista como omnipotente, omnisciente, gobernadora de toda la creación: un jefe y ya.Este sería el concepto que el primer hombre tuvo del Creador; esto fue lo que quiso ser y precisamente en esta concepción reduccionista radicó su error. Adán no reconoció que Dios era en primer lugar y sobre todo Amor, y amor de donación, generosidad, entrega y sacrificio. No supo descubrir que la creación no era sólo un acto de poder y dominio inigualables, sino ante todo un acto de amor gratuito.

El secreto de este primer fracaso por ansiar conseguir cómodamente la felicidad estuvo en esa noción pobre y restringida de lo que era el Creador; y al error conceptual siguió el pecado del espíritu, la hybris (desenfreno).Muchos siglos después de este relato bíblico, el ser humano no ha cambiado mucho y seguimos tropezando en la misma piedra. Queremos ser como dioses, pero dioses poderosos, justicieros, controladores de las leyes naturales y de la moral a merced de nuestra arbitrariedad y extravagancia. Queremos tener en nuestras manos la decisión sobre la vida, sobre la muerte.Nuestra ambición se reduce a suplantar el lugar de aquel ser que, visto de modo erróneo, sería poseedor, dueño de todo, alguien que rige el mundo a su antojo; un dios que realmente no existe sino en las historias de la mitología griega: caprichoso, maniático, sensual.

martes, 23 de noviembre de 2010

Restaurar la imagen de Dios.


Por el Verbo se restaura en el hombre la imagen de Dios.

Si ha llegado a desaparecer la figura de un retrato sobre tabla a causa de la suciedad que se le ha acumulado, será necesario que se presente de nuevo la persona de quien es el retrato, a fin de que se pueda restaurar su misma imagen en la misma madera. La madera no se arroja, pues tenía pintada en ella aquella imagen: lo que se hace es restaurarla. De manera semejante, el Hijo santísimo del Padre, que es imagen del Padre, vino a nuestra tierra a fin de restaurar al hombre que había sido hecho a su imagen. Por esto dijo a los judíos: «Si uno no renaciere...» (Jn 3, 5): no se refería al nacimiento de mujer, como imaginaban aquellos, sino al alma que había de renacer y ser restaurada en su imagen. Una vez que la locura idolátrica y la impiedad habían ocupado toda la tierra, y una vez que había desaparecido el conocimiento de Dios, ¿quién podía enseñar al mundo el conocimiento del Padre?... Para ello se necesitaba el mismo Verbo de Dios, que ve la mente y el corazón del hombre, que mueve todas las cosas de la creación y que por medio de ellas da a conocer al Padre. ¿Y cómo podía hacerse esto? Dirá tal vez alguno que ello podía hacerse por medio de las mismas cosas creadas, mostrando de nuevo a partir de las obras de la creación la realidad del Padre. Pero esto no era seguro, pues los hombres ya lo habían descuidado una vez, y ya no tenían los ojos levantados hacia arriba, sino dirigidos hacia abajo. Consiguientemente, cuando quiso ayudar a los hombres, se presentó como hombre y tomó para sí un cuerpo semejante al de ellos. Así les enseña a partir de las cosas de abajo, es decir, de las obras del cuerpo, de suerte que los que no querían conocerle a partir de su providencia del universo y de su soberanía, por las obras de su cuerpo conocerán al Verbo de Dios encarnado, y por medio de él al Padre. Así, como un buen maestro que se cuida de sus discípulos, a los que no podían aprovecharse de las cosas mayores, les enseña con cosas más sencillas poniéndose a su nivel....

San Atanasio.

Tinieblas...


Dios mío, creo firmemente
que tú puedes iluminar mi oscuridad,
que solamente tú puedes hacerlo.
Yo deseo, con todas mis fuerzas,
que se disipen mis tinieblas interiores.
Desconozco los caminos que has dispuesto para mí,
pero sé que tu poder y mi anhelo son razones suficientes
para pedirte lo que no puedes dejar de concederme.
Te prometo, desde ahora mismo, que,
ayudado por esta gracia que te estoy pidiendo,
abrazaré todo cuanto perciba como verdad cierta.
Y con tu auxilio, combatiré el peligro de engañarme
y dejarme llevar por lo que apetece a la naturaleza,
en contra de lo que la razón aprueba.
Card. Newman

lunes, 22 de noviembre de 2010

Il Papa, la Chiesa e i segni dei tempi


Luce del mondo è il titolo con il quale sta per essere pubblicato il libro che raccoglie la conversazione di Benedetto XVI con il giornalista e scrittore tedesco Peter Seewald.

La nuova opera, edita in italiano dalla Libreria Editrice Vaticana, uscirà in contemporanea in altre lingue il prossimo 23 novembre e ha come sottotitolo Il Papa, la Chiesa e i segni dei tempi. Nei 18 capitoli che lo compongono, raggruppati in tre parti - "I segni dei tempi", "Il pontificato", "Verso dove andiamo" - Benedetto XVI risponde alle più scottanti questioni del mondo di oggi. Del libro (pagine 284, euro 19,50) anticipiamo alcuni stralci.


La gioia del cristianesimo.
Tutta la mia vita è sempre stata attraversata da un filo conduttore, questo: il cristianesimo dà gioia, allarga gli orizzonti. In definitiva un'esistenza vissuta sempre e soltanto "contro" sarebbe insopportabile.


Un mendicante.
Per quel che riguarda il Papa, anche lui è un povero mendicante davanti a Dio, ancora più degli altri uomini. Naturalmente prego innanzitutto sempre il Signore, al quale sono legato, per così dire, da antica amicizia. Ma invoco anche i santi. Sono molto amico di Agostino, di Bonaventura e di Tommaso d'Aquino. A loro quindi dico: "Aiutatemi"! La Madre di Dio, poi, è sempre e comunque un grande punto di riferimento. In questo senso, mi inserisco nella Comunione dei Santi. Insieme a loro, rafforzato da loro, parlo poi anche con il Dio buono, soprattutto mendicando, ma anche ringraziando; o contento, semplicemente.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Sete.


Ecco dunque la sola cosa che Gesù vuole da noi; non ha affatto bisogno delle nostre opere, ma solo del nostro amore, poiché lo stesso Dio che afferma che non è tenuto a dirci se ha fame, non teme di mendicare un poco di acqua alla Samaritana. Egli aveva sete… Ma dicendo: “dammi da bere”, il Creatore dell’uni­verso reclamava l’amore della sua povera creatura. Egli aveva sete d’amore… Ah! lo sento più che mai: Gesù è assetato, e non trova che ingrati e indifferenti fra i discepoli del mondo; quanto ai suoi stessi discepoli, trova, ahimè! pochi cuori che si affidino a lui senza riserve, che comprendano tutta la tenerezza del suo Amore infinito.

Teresa di Gesù Bambino del Volto Santo

viernes, 19 de noviembre de 2010

El arrepentimiento...


Hay dos formas de arrepentimiento: una es temporal o sensible, la otra divina y sobrenatural. El arrepentimiento temporal se va sumergiendo continuamente en penas cada vez mayores y le produce al hombre una aflicción tal como si tuviera que desesperarse ahora mismo, y en este caso el arrepentimiento se detiene en la pena y no progresa. Con esto no se llega a ninguna parte.Mas el arrepentimiento divino es muy distinto. Tan pronto como el hombre siente un desagrado, se eleva en seguida hacia Dios y se afianza en una voluntad inquebrantable de dar por siempre la espalda a todos los pecados. Y al hacerlo se eleva hacia una gran confianza en Dios y adquiere una gran seguridad; y de ello proviene una alegría espiritual que sube al alma por encima de toda pena y aflicción, y la vincula firmemente con Dios.

Meister Eckart

Fasi della vita...


"Quando nel mio corpo o nel mio spirito inizia a mostrarsi l'avanzare dell'età, quando i mali, che ci sminuiscono e ci trascinano via, piombano su di me dal di fuori o sorgono dentro di me, nel momento doloroso in cui improvvisamente divento cosciente che sono malato e invecchio, specialmente in quel momento in cui sento che sfuggo a me stesso...in tutte queste ore oscure fammi capire, o Signore, che sei Tu a condurre tra sofferenze e dolori le fasi della mia vita, per penetrare fino alle midolla del mio essere e attirarmi a Te".

Pierre Teilhard de Chardin