miércoles, 30 de enero de 2013

El amor y el tiempo

Había una vez una isla muy linda y de naturaleza indescriptible, en la que vivían todos los sentimientos y valores del hombre; El Buen Humor, la Tristeza, la Sabiduría... como también, todos los demás, incluso el AMOR.

Un día se anunció a los sentimientos que la isla estaba por hundirse.
Entonces todos prepararon sus barcos y partieron. Únicamente el AMOR quedó esperando solo, pacientemente, hasta el último momento.

Cuando la isla estuvo a punto de hundirse, el AMOR decidió pedir ayuda.
La riqueza pasó cerca del AMOR en una barca lujosísima y el AMOR le dijo: "Riqueza… ¿me puedes llevar contigo?" - No puedo porque tengo mucho oro y plata dentro de mi barca y no hay lugar para ti, lo siento, AMOR…

Entonces el Amor decidió pedirle al Orgullo que estaba pasando en una magnifica barca. "Orgullo te ruego… ¿puedes llevarme contigo?

No puedo llevarte AMOR… respondió el Orgullo: - Aquí todo es perfecto, podrías arruinar mi barca y ¿Cómo quedaría mi reputación?

Entonces el AMOR dijo a la Tristeza que se estaba acercando: "Tristeza te lo pido, déjame ir contigo". - No AMOR… respondió la Tristeza. - Estoy tan triste que necesito estar sola.

Luego el Buen Humor pasó frente al AMOR, pero estaba tan contento que no sintió que lo estaban llamando.

De repente una voz dijo: "Ven AMOR te llevo conmigo". El AMOR miró a ver quien le hablaba y vio a un viejo. El AMOR se sintió tan contento y lleno de gozo que se olvidó de preguntar el nombre del viejo.

Cuando llegó a tierra firme, el viejo se fue. El AMOR se dio cuenta de cuanto le debía y le pregunto al Saber: "Saber, ¿puedes decirme quien era este que me ayudo?".

-"Ha sido el Tiempo", respondió el Saber, con voz serena.
-¿El Tiempo?... se preguntó el AMOR, ¿Por qué será que el tiempo me ha ayudado?

Porque solo el Tiempo es capaz de comprender cuan importante es el AMOR en la vida.



martes, 29 de enero de 2013

Don incomparable de Dios

Don incomparable de Dios


La fe es un don precioso que hay que alimentar en los propios hijos

Los padres “no son los amigos o los dueños de la vida de sus hijos, sino los custodios de este don incomparable de Dios”. Lo indicó el Papa durante el Ángelus, al recordar a la familia de Jesús. Benedicto XVI invitó a “que el amor, la fidelidad y la dedición de María y José sirvan de ejemplo para todos los esposos cristianos”. En la familia de Jesús, añadió, hay un “misterio lleno de fe y de humanidad”, al que podemos entrar siguiendo el ejemplo de María y José.

“La preocupación de María y José por Jesús -explicó Benedicto XVI- es la misma de cada padre que educa a un hijo, lo introduce a la vida y a la comprensión de la realidad”. Después de haber invitado a una “necesaria y especial oración al Señor por todas las familias del mundo”, el Pontífice expresó su deseo de que “los padres se preocupen seriamente por el crecimiento y la educación de los propios hijos, para que maduren como hombres responsables y ciudadanos honestos, sin jamás olvidar que la fe es un don precioso que hay que alimentar en los propios hijos también con el ejemplo personal”.

“Al mismo tiempo -prosiguió-, oremos para que cada niño sea acogido como don de Dios, sea sostenido por el amor del padre y de la madre, para poder crecer como el Señor Jesús «en sabiduría, edad y gracia ante Dios y los hombres» (Lc 2,52)”.

“El silencio de José -concluyó el Papa-, hombre justo (cfr Mt 1,19), y el ejemplo de María, que guardaba todo en su corazón (cfr Lc 2,51), nos hagan entrar en el misterio lleno de fe y de humanidad de la Santa Familia. Deseo a todas las familias cristianas vivir en presencia de Dios con el mismo amor y con el mismo gozo de la familia de Jesús, María y José”.